[Frunce el ceño y levanta el rostro, sintiéndose molesta por el modo en que dices eso, sin saber muy bien por qué.]
No. Es... extraño, pero no es eso. Yo... [Y parece perder la dureza con la que hablaba, y se queda a mitad de camino, abriendo y cerrando la boca. Porque no qué decir. O, más bien, no sabe cómo decirlo. Es demasiado terrible.]