[Intenta ignorar de nuevo la opresión en el pecho, y vacila un momento, pensando cómo decirlo. Te mira otra vez.]
... Sé que estos días no han sido sencillos, Aramis. Yo... [Vuelve a bajar la mirada.] Me has reconfortado tantas veces cuando lo necesitaba. Sólo desearía poder hacer lo mismo por ti.