[Tiembla un poco, de lo fuerte que está apretando los puños ahora. Suena violenta, amarga cuando consigue hablar-- dioses, quiere golpearte otra vez, quiere...]
Cierto. Cierto, tienes razón. Nada de lo que hagas jamás va a arreglar lo que hiciste. Nada. [Y le gustaría sentir al menos cierta satisfacción en decirte eso, pero... no. No lo hace.] Así que ni siquiera intentes... ni siquiera intentes pretender que puedo olvidarlo, y darte la mano como si...