[Te escucha... Te escucha. No está muy segura de cómo se siente, enterándose de esa parte de tu vida, de ese amor, de lo que casi tuviste...
Pero lo que dices es terrible. Te mira, luciendo cada vez más consternada, y cuando mencionas lo último se lleva la mano libre al pecho. Baja ligeramente la mirada y exhala apenas cuando terminas, antes de verte otra vez.]
Oh, Aramis... [Mueve su mano hacia tu rostro y luego a tu cuello, para atraerte con suavidad y poder estrecharte.]