Y la otra persona tampoco puede saber cuanto tienes tú. Ese es todo el punto, mate. Le haces creer con tus apuestas que tienes más o menos de lo que de hecho tienes. Y como los números sólo pueden aumentarse, tendrá que llegar un momento en que uno de los dos se atreva a desconfiar del otro y exigir ver sus dados.
Si la cantidad era acertada o mayor, quien desconfió pierde. Si es menor, gana. Eso es todo.