[...][Baja ligeramente la mirada, casi con aire soñador.] Puedo comprender el sentimiento a la perfección.
Hasta mis catorce años, nunca pude realmente compartir con nadie de mi edad. Tampoco que las opciones a disponibilidad despertaran un interés especial en mí por hacerlo, pero... [Una arruga imperceptible aparece en su frente.] A veces era inevitable sentirse algo abrumado por la soledad que implica ser diferente.