[Frunce un poco el ceño.] Me desagrada hablar del tema y preferiría no hacerlo, pero no creo tener opción ahora que has preguntado.
Hace unos cuántos años la existencia del último ejemplar de lémur sedoso de Sifaka amenazaba lo poco que quedaba de la fortuna de mi familia, que en ese entonces intentaba recuperar. Así que lo secuestré de su refugio ecológico y entré en contacto con los extincionistas para negociar la mejor manera de deshacerme de él. [UGH, era lo peor.]