Bueno... [Inclina un poco la cabeza, en un gesto.] Pudieron. El leñador montó sobre un caballo de fuego del Carro del Día, y la campesina sobre un caballo de plata del Carro de la Noche.
Pero, el asunto es que los atraparon, a los dos. Y el Señor de la Noche encadenó a la campesina al caballo y la condenó a vagar por los cielos para siempre, y la Señora del Día hizo lo mismo con el campesino. [Hace una pasua y te mira de reojo.] Y todos los días, dos veces al día, el leñador y la campesina se cruzaban en el cielo, sin poder juntarse.