Oh. [Frunce el ceño y se lleva una mano al mentón, en gesto casi decepcionado.] Curioso. No debo seguir siendo parte de tu línea temporal en Nadalandia, entonces, porque estoy bastante seguro que para ese tiempo habría logrado crear una aplicación que permitiera sincronizar las señales a pesar de las diferencias espacio-tiempo.
[Te mira cuando dices lo segundo.] No te aconsejaría hacer eso, pero, ahora, quién soy yo para decirte nada.