[No se inmuta más allá de ladear ligeramente la cabeza. Ni siquiera levanta el rifle.] Pero... sí. [Ríe una vez, con un resoplido.] Sí, lo soy.
[Cambia el peso de un pie a otro, y hace un gesto señalando las sombras.] Y si piensas que esto va a asustarme para confesar, pues... no está resultando mucho. Primero, porque no me está asustando. Segundo, porque te estoy diciendo la verdad.