[Ríe con tono bajo.] Yo no diría que fuera precisamente una ventaja. Desesperaba cada vez que pasabas junto a mí, pero no podía hablarte. Cada vez que te tenía al alcance de la mano, pero no podía tocarte. [Desliza su mano por la tela en tu cintura.]
Esperaba y a la vez temía que me notaras. Fue casi un alivio cuando por fin descubriste quién era.