Sí que ocurre en la vida real, pero aparte de la corazonada se necesita mucha suerte. La cosa es que la acusación no puede permitirse cambiar el sospechoso al compás que le suene. Al fin y al cabo, dependemos también de lo que nos traigan los inspectores de policía. Por eso digo que sale más factible a la defensa seguir el instinto.