Ella no era exactamente tú, claro. Más apreciativa, más franca, más movida por sus pasiones. No estoy seguro si es que escribí una idealización de como quisiera que fueras, o si ella misma decidió ser así. En cierto modo, es mejor. Que no fuera una sustituta, que fuese su propia persona a pesar de ser otra Leah. No dejé de quererte a ti como mi mejor amiga. Tampoco hubo tiempo para averiguarlo y ver qué clase de amistad íbamos a tener.