Se tiene esta idea que cualquier cosa que un niño lea inmediatamente debe ser tonto, cómo si el ser niño y desconocer cosas fuera sinónimo inmediato de ignorante. Y lo que tiene la literatura para jóvenes es que es una fantasía vigorizante para ellos. Puedes pararte, puedes salvar al mundo, puedes cambiar tu destino.
Puede ser una fantasía, a veces, pero una fantasía es, muchas veces, todo lo que niños solitarios tendrán. Y no sólo los niños requieren fantasías.