[Quedan aún unos cuántos monstruos, pero otras personas se están encargando de ellos. La lanza vuelve a convertirse en una lata de spray pimienta, que se cuelga del cinturón con tachas, y el escudo recupera su forma de brazalete.] Gracias. Tu tampoco estuviste mal. [Aunque te mira con curiosidad y algo de precaución.]