Considerando que nuestra naturaleza solía ser cíclica y rígida, ahora me pregunto si los olvidos ocasionales son por olvidarse de la piedra o porque no pueden hacer otra cosa sino lanzarse a ella una y otra vez.
Por desgracia, me reconocen como una piedra que debería de ser lanzada a un lago antes que sin querer se vuelvan a tropezar. Vaya mal caso para ejercitar los recuerdos de caídas previas.