Porque algo falta. El cuerpo aprende y el cuerpo recuerda de manera distinta a la memoria. La memoria te dice que sus ojos eran cafés y que olía a vainilla, pero será tu mano la que sienta la ausencia de otra mano, tu cuerpo el que no entienda porqué tiene frío de repente.
Que haya personas demasiado idiotas para notar cuándo su mismo cuerpo les está dando pistas, nuevamente, no es mi asunto.