[Se acerca un poco, con aire despreocupado.] Verá, algunos de los que vivimos en este lugar tenemos... necesidades especiales. [Te sonríe, y quizás notes que esos dientes parecen demasiado blancos. Peligrosamente blancos.] Así que entiendo su preocupación sobre la presencia de una población humana que pueda satisfacerlas, créame, pero no tiene razón para inquietarse. Hay una solución para todo, y una bastante simple, a decir verdad.