[Respira aliviado, pero no se permite relajarse totalmente tampoco. Bastaría un ligero desliz para que decidieras que no es de confianza, y entonces... Gira con cautela, buscando mirarte a la cara.] A menos que tú mismo se lo dijeras, antes de morir. [Asiente.] Y estabas muriendo cuando me lo dijiste. O eso creíste, al menos, antes de que consiguiera salvarte.