[Su voz es suave y fría.] Sí, me amaban. Me amaban tanto que no tuvieron problemas en darme la espalda cuando me atreví a manifestar mis propias dudas, y querer hacer algo al respecto. Su amor-- Oh, sí. Lo sentí entonces.
[...] ¿Has olvidado con quién estás hablando, hermanito? Cuida tu tono.