¡Me alegra que hayas tocado ese tema! Porque, hablando de demonios, ¿cómo está el buen y viejo Crowley? Vine hoy con intenciones de intercambiar algunas palabras con él, y me encuentro con la decepcionante sorpresa de que de pronto ya no está, el muy cobarde. [Ríe, con un sonido algo peligroso.]