Sea cual sea la razón, no eres el único que sufrió. Cada uno de nosotros la pasó mal, pero logramos tener una vida en la que comenzamos a aceptarnos por lo que somos, sin temor a que nos fueran a rechazar.
Y eso es algo que nunca cambiaría. Si todo el tiempo que pasé encerrada, sola, temiendo cumplir mi destino, hizo capaz de que se me recompensara con la felicidad que tengo actualmente. Entonces... entonces la espera valió la pena.