Y yo que creía que ya conocías esa historia. Pero supongo que no te puedo culpar por querer escucharla de nuevo, es bastante buena.
Había una vez un joven humano destinado a ser mi recipiente. Entrenó sin saberlo, se volvió uno de los mejores, y un día de otoño me liberó de mi Jaula. [Indica su cuerpo con un gesto de las manos.] Y luego aceptó amablemente darme un aventón.