[Bueno, eso toca una fibra sensible.] ...¿Desdén? ¡¿Odio?! [Te contempla un momento, indignado.] ¿Yo los traicioné, dices? ¿Yo fui el que les dio la espalda, solo porque pensaban diferente a mí? No, hermano. Te equivocas. Siempre has estado demasiado cegado por tu adoración a Miguel, como para poder verlo de otra manera.