[Suelta una risa casi cruel.] Oh, por favor; los ángeles de los que tanto hablas nunca han probado ser más que un problema. Además, ¿por qué te importa? No es cómo si cualquier cosa que me llegase a pasar sea permanente en este sitio. ¿Y qué si Lucifer decide romperme el cuello? [Se alza de hombros.] Estaré de vuelta en el cementerio cómo nuevo en meno de una hora. Así que no tienes que preocuparte por que se dañe el, oh tan valioso recipiente de Miguél.