Pues de hecho sí, y no es algo extraño. Si bien los pingüinos nacen con una capa de grasa protectora, como cualquier ser vivo cuyo hábitat se ve sometido a fríos extremos, a temprana edad aún no son capaces de conservar su calor corporal adecuadamente, por lo que necesitan de la ayuda de un adulto para mantenerse abrigados. Si no reciben esa protección, podrían incluso peligrar de muerte.