Sí, sí, lo único que lo vuelve tolerable; mira, no necesito que me repitas eso, chico. Tiene el líbido de una piedra-- ¡lo entiendo! Es socialmente inepto-- ¡como todos!
Pero no me deja tranquila. Así que sé un encanto, y evitame el eventual e inevitable golpe en la cara que terminaré regalándole.