[Ríe.] ¡Las clases de modales narnianos del Sr. Tumnus! Cómo olvidarlas. Todavía recuerdo aquella vez que sin querer derramé la jarra de miel sobre la mesa. [A su pesar no puede contener otra risita.] El pobre Tumnus estuvo limpiando y cepillando su pelaje por dos días.