Por supuesto que no. Pero de nuevo, el hecho de que seas capaz de percatarte de ello solo demuestra que no podría haber dejado en manos de nadie más valioso y mejor la terrible tarea de vencer al mayor mal de todos. [Ríe un poco.] ¡Desde el primer día, nunca dejaste de superar todas mis expectativas!
[Su sonrisa se suaviza un poco, y puede que sus ojos estén algo húmedos.] Y por todo eso y mucho más, siempre te estaré infinitamente agradecido.