[Sonríe e inclina un poco la cabeza.] Hay personas, Harry, que nacen con un tipo de sabiduría inherente muy particular. Un tipo de sabiduría que no tiene mucho que ver con la inteligencia, si no más bien con el corazón. [Suspira un poco.] La clase de sabiduría de la que yo siempre carecí, me temo. [Te mira.] Pero tú, muchacho, eres el mejor ejemplo que pueda haber de alguien que sabe pensar con el corazón.
Si hay una razón por la que fuiste capaz de vencer a Voldemort, es porque siempre sentiste demasiado.