Fueron cuarenta para mí, y sin embargo, el sentimiento es el mismo. Nunca dejé de buscarte en tu lado de la cama. Nunca estuve con otro. Eras el único para mí, siempre lo fuiste. [Sostiene tu mejilla en la mano, seca tus lágrimas con el pulgar. También él está llorando; y es tan agridulce y hermoso este reencuentro. Tienen los minutos contados, pero saber que el amor que se tuvieron, que aún se tienen, pudo todavía más; es un bálsamo para su corazón herido.]