[Y eso es suficiente para él. Te agarra con fuerza, tanto en lo físico como en lo espiritual. Su gracia se regocija en el fulgor de tu alma, reparándola en todas las partes que puede, en todos los lugares donde ya se han conocido. Porque lo haría de nuevo, volvería al Infierno cuantas veces fuera necesario para sacarte de ahí.]