Hey, ¡no es mi culpa! Es prácticamente imposible no notarlo, casi casi cómo la gigantesca marca en el alma de Dean-o (en serio, sólo te faltó ponerle un letrero en neón); pero seguro nadie te menciona estas cosas allá arriba: todos son una bola de santurrones.
[Te smirkea antes de poner un brazo en tus hombros y uno en su pecho.] Igual estoy tan orgulloso de ti, ¡ya eres todo un serafín grande!