[Sacude la cabeza] Era una vez un caballero. No el más listo, ni el más fuerte, ni siquiera el más talentoso. Era un caballero que había fallado antes, que seguía fallando, y que estaba destinado a fallar en la única misión de su vida: proteger a su roto, perdido, triste príncipe a quien amaba más que a nadie en el universo.
Pero el caballero llegó a un lugar donde su príncipe no estaba, donde no tenía una misión, ninguna persona a quien proteger. Donde hubiera dado igual que estuviera vivo o muerto. Y nadie podía entender lo perdido que el caballero se sentía, el miedo, el vacío... el saber que sin el príncipe a quien proteger, a quien amar... era inútil. Para todos eran exageraciones, incluso para el hada que también amaba al príncipe.
Sólo una persona pudo entender lo que el caballero sentía. Su... terror, a no poder proteger a la única persona que significaba algo para él.