[Le cuesta un poco encontrar otra vez su voz.] ... No puedo regresar a la casa, no cuando no puedo soportar ver como nuestras acciones les rompieron el corazón a tus hijas. Pero tampoco puedo alejarme del todo, no después de lo que me dijo von Bielefelt-kyo.
[Suspira y acaricia de manera distraída a Mouse.] Ocupo tiempo para organizar mis ideas y tranquilizar tanto mi mente como mi alma.