[Eso es trampa. Es trampa que le digas todas esas cosas en ese momento. Es trampa e injusto que el verte sano y salvo y el que no lo odies, ni un poquito, a pesar de que él se odia tanto, le haya aliviado y quitado un peso de encima (aunque aún tiene muchos, muchos más). Y es injusto que se sienta tan pequeño y débil y que se alegre de que estés ahí con él, para él, y que le asegures que, a pesar de todo, siempre vas a estar con él.
Y es tan, TAN, injusto que sienta como sus ojos se humedecen y no pueda evitarlo. O tal vez no quiera. Tal vez solo desee derrumbarse y saber que estas ahí para sostenerlo, aunque le aterre la idea de que no sea así y se de cuenta de lo solo que siempre estuvo.