[Creo que como que le recuerdas a otro Harry.] Me quito el sombrero ante usted, de todas formas. O lo haría, si lo hubiese traído conmigo esta mañana.
El mismísimo Houdini tendría sus buenas razones para envidiar la facilidad con que se deshizo del tanque de vidrio. Aunque sus métodos eran un poco más discretos; debía irse con cuidado y no dar más razones para que el Ministerio de la Magia se hartase de él y lo enviase a demostrar sus dotes de escapista en una linda celda privada en prisión.