¿Te conté que en Yogo la gente común tiene prohibido ver el rostro la familia imperial? Se les dice que una mirada podría matarlos. Desde luego que no es verdad, pero... [Se encoge de hombros]
Aunque eso sirvió cuando tuve que huir. Nadie me reconoció. Y me hizo darme cuenta de lo solos que estamos en realidad, sin poder establecer un verdadero vínculo con casi nadie.