No sé del Concilio de Magia ni nada, pero igual los dioses olímpicos tienen juntas casi anuales para ver si me matan o no desde que tengo doce o si sólo se esperan a que los monstruos lo hagan por ellos y, ¿sabes? Con todo eso aún no estoy agradecido de que mi padrastro me diera con el cinturón cuándo se le pasaban las cervezas, que era casi cada tercer día.