Sí. ¡Fue muy extraño! Entre al armario para ocultarme, pero no cerré la puerta porque eso sería algo tonto. Estaba lleno de abrigos de piel y cuando quise tocar el fondo, seguí caminando y caminando, hasta que los abrigos dejaron de ser abrigos y me encontré con árboles y cuando me di cuenta estaba en un bosque cubierto de nieve.