Es porque ellos actúan por instinto, mientras que nosotros mantenemos los códigos que han existido desde el inicio de los tiempos.
El honor se está perdiendo, nos cazan como si fuéramos simples animales y se ufanan convirtiéndonos en simples trofeos. Y cuentan con el apoyo de aquellos que pueden controlarnos.
Su existencia es corta, pero son númerosos y reclaman el mundo como suyo.