Uno no presumirá conocer sus circunstancias. [Saca un nuevo habano.] Pero, por lo menos para mi persona, el poder encarar una vez más a las tropas que mi propia incompetencia perdió no deja de ser una ocasión feliz, sean cuales sean los motivos del reencuentro o los sentimientos embargándome.
[Lo enciende.] Es un extraño lujo para el general promedio, ¿no lo cree, sire?