[Su frente apoyada en la tuya, te escucha hablar.]
[Siente que el corazón va a partírsele en dos por la intensidad con que está sintiendo, de buena forma. Cierra los ojos apretado unos instantes, algo sobrepasado por el torrente de emociones que tus palabras han desatando en él. Dios, lo amas. Le estás diciendo que lo amas. No está seguro de cómo manejarlo... no sabía que fuera posible ser así de feliz y tener tanto miedo a perderte al mismo tiempo. Acaricia tu rostro con los dedos, tu mejilla, bajo tu pómulo. Sonríe, y no es raro que su voz tiemble un poquito pese a lo irrevocablemente seguro que está de esto.] Adamska...