[Apoya su frente en la tuya. Te mira a los ojos y no puede evitar pensar en lo mucho que le gustan, sobre todo de tan cerca. Ríe despacio, nasal al escucharte:] Eso es verdad.
Vamos entonces. [Acaricia tu costado. No que tenga muchas ganas de moverse de aquí, pero postre celebratorio suena bien.]