El hada se molestó. Reclamó saber qué hacía la princesa ahí, por qué había bajado, y preguntó si estaba dispuesta a encarar las consecuencias.
La princesa respondió que sí, que lo haría, fuera lo que fuera. No dijo por qué lo hacía, pero incluso ella comenzaba a sospechar que lo hacía por el príncipe.