terminé la serie AYER y ya tengo un crossover AU /o\ Autor:laurus_nobilis Personajes: Starscream, Molly Resumen: Starscream vuelve a encontrarse con Molly después de mucho tiempo. Al menos, mucho tiempo para él. Notas: TREMENDOS SPOILERS PARA TODO OBAN. Post!Nadalandia, post!canon MUY AU para los dos.
Sintió su presencia enseguida. Era inevitable. Algo que no pertenecía a este universo había aparecido de repente; por supuesto que iba a llamarle la atención. Con todo lo que había sucedido desde entonces, parecía que había sido una eternidad desde la última vez que escuchó de viajes interdimensionales... Trató de no pensar en eso y dirigió su conciencia hacia aquello, lo que quiera que fuera.
Y entonces lo reconoció.
La sorpresa fue tan grande que no se dio cuenta de que lo había traído a la habitación secreta de la nave hasta que ya estaba hecho. Starscream - lo que quedaba de él - no tenía ni la menor idea de lo que acababa de ocurrir, por supuesto. La brillante esfera azulada se movía a toda velocidad alrededor del cuarto, evidentemente tratando de encontrar una salida.
Su primera reacción, sin pensar, fue sellar todas las ventanas y portales mágicos. Eso no ayudó a calmarlo precisamente.
Pero no sirvió de nada. Tenía que haber una forma de hacerlo escuchar --
-¡Comandante!
Starscream se detuvo de inmediato. Todavía podía sentir la ansiedad proveniente de su Chispa, pero al menos ya no trataba de huir, y parecía dispuesto a darle tiempo para explicarse. No podía culparlo por estar confundido... Al menos ahora estaba bastante segura de que la recordaba.
De pronto comprendió por qué no la había reconocido enseguida. Ella ya se había acostumbrado, claro, pero también había cambiado mucho desde la última vez que se habían visto. Con un esfuerzo de su voluntad, ya que no era algo que hiciera a menudo, volvió a tomar su forma humana, con tintura y piercings y todo. Tal como era en Nadalandia.
-Soy yo. Eva.
Eva, repitió él, de alguna forma. A esta altura había visto tantas formas de vida diferentes que ya no se preguntaba de dónde salía la voz. Molly.
Hubo una especie de descarga de estática alrededor de la esfera por un momento. La imagen se deshizo un par de veces antes de permanecer estable.
-Lo siento -dijo Starscream, y esa fue otra sorpresa más-. Hace tiempo que no trataba de hacer eso.
Ahora estaba claro que lo que quería era devolver el favor. No había buscado imitar su tamaño real; sí era bastante más grande que ella, pero entraba sin problemas en la habitación. Su aspecto ya era reconocible a pesar de ser una proyección brillante y translúcida. Como un holograma, o un...
No. No iba a pensar en eso.
- Está bien. Está bien así.
Tal vez fuera a causa de su nueva condición, o tal vez fuera sólo la cara de perrito pateado de Starscream en ese momento, pero lo cierto era que sentía unas inmensas ganas de cuidarlo de pronto. Iba a decir algo más, pero él no le dio tiempo.
-¿Qué te pasó? ¿Cómo...?
-Gané el Premio Máximo de Oban -explicó-. Sólo que no era lo que esperaba.
A Starscream sólo le tomó un momento sumar dos más dos.
-... el Avatar -murmuró.
Eva le sonrió con picardía. Dio un pequeño salto y se sentó sobre la mesa con las piernas cruzadas, sin molestarse en mover nada de lo que ya había encima.
-Sabía que no eras tan tonto como pareces, Comandante -rió-. Pero todavía estoy aprendiendo. Fue hace muy poco.
-¿Poco? -Por unos instantes, Starscream pareció estar genuinamente confundido por eso- Mmm. Claro. Tiempos diferentes otra vez...
-Debe ser eso. ¿Y qué pasó contigo? -preguntó ella. Algo andaba mal ahí, además de lo obvio. Trató de concentrarse en eso, y de pronto se le escapó una exclamación de asombro.
-¿Qué--?
-No eres un fantasma. Eres lo opuesto a eso -dijo-. ¿Cómo es posible...?
Starscream se encogió de hombros, y también se sentó, aunque en el suelo. O, más bien, su proyección lo hizo. Eva todavía podía ver el brillo azulado de su chispa a través de la imagen. No estaba segura de si verlo así era más familiar o más extraño.
-En realidad no estoy seguro. Nadie pudo explicármelo.
Esa actitud era más rara todavía. El Starscream que ella conocía se hubiera mostrado más que orgulloso ante la idea de ser inmortal. Ahora, en cambio, parecía resignado.
Por otra parte, el Starscream que ella conocía no había estado solo.
... eso era algo más en lo que no quería pensar. Carraspeó un poco para deshacer el nudo en su garganta y decidió cambiar de tema.
-Sabes... no puedo revivir gente. Pero como en realidad no estás muerto, quizás podría darte un cuerpo nuevo algún día, cuando aprenda a controlar del todo mis poderes -le dijo, tratando de mostrarse alegre-. O podría ponerte a vivir en una tostadora. Eso sería más fácil.
Starscream no se entusiasmó con la propuesta, ni se ofendió por su intento de broma. Sólo le sonrió un poquito, lo que ya hubiera sido bastante desconcertante incluso sin ese aspecto translúcido.
-Estás... más calmado ahora.
-Pasó mucho tiempo, desde la última vez que nos vimos -dijo él-. Mucho tiempo.
Eva desvió la mirada un momento. No se atrevía a preguntar detalles. Sabía que no estaba lista para escucharlos así, tan de golpe. Pero sí había algo que...
-¿Fueron felices?
Esta vez, para su sorpresa, Starscream sonrió de verdad.
-Muy felices. Por un largo tiempo -Hizo una pausa antes de continuar-. Le prometí que seguiría siéndolo.
-¿Y lo cumpliste?
De nuevo hubo un momento de silencio, ahora un poco más incómodo. Starscream fingió mirar por la ventana, y ella lo dejó.
-... lo intento -dijo al fin.
-Lo siento. No quise--
-Te estuve buscando.
Eso bastó para casi hacerla olvidar por qué se estaba disculpando. Tan sólo se quedó mirándolo, sorprendida. Starscream hizo un esfuerzo por sonreír que resultó bastante deprimente.
-Para cumplir mi promesa -siguió diciendo-. Quería verte.
-Claro -dijo Eva, y si sonó algo más fría de pronto, no hizo nada por evitarlo-. Entiendo.
-¿... Eva?
-No sé cómo pude pensar otra cosa -dijo, esforzándose por parecer más enojada que decepcionada-. Digo, eres tú. Por supuesto que ibas a venir buscando conseguir algo. Por supuesto.
-Yo no-- ¡No es eso! -Sonaba dolido de verdad, y Eva tuvo que morderse la lengua; sabía que no era tan buen actor- ¡No vine a buscar al Avatar! Ni siquiera sabía eso. Quería verte, Molly. Nada más.
-Te creo -dijo ella en un susurro, y escondió la cabeza en las rodillas-. Te creo. Lo siento. Yo sólo... estoy tan cansada de que todos me usen, Comandante.
-Te extrañaba -admitió-. Eso es todo.
Las cosas podrían haber quedado así, si hubiera sido cualquier otra persona. Sólo que, como era él, claro que iba a arruinarlo. Tendría que haberlo visto venir.
-Pero... sí eres el Avatar -murmuró. Eva no pudo contener una risita amarga. Había pasado mucho tiempo, y había cambiado mucho, pero seguía siendo Starscream.
-Lo soy.
-El Avatar que concede cualquier deseo...
-Starscream -lo interrumpió, con una firmeza que no sabía que tenía-. Ya te dije que no puedo revivir a nadie.
-... no iba a pedirte eso.
La idea estaba clara, a pesar de que no había llegado a ponerla en palabras. Eso era más de lo que podía aguantar. Se levantó de un salto y puso los brazos en jarra de la forma más amenazadora que podía con el cuerpo de una humana de quince años.
-¡No seas imbécil! ¿Cómo se te ocurre decir una cosa así? ¡Y cuando acabas de llegar! ¡Egoísta!
-Yo... yo sólo...
Starscream parecía bastante horrorizado, o sea que estaba funcionando. Genial. Una parte de ella le decía que estaba siendo todavía más egoísta que él, pero en realidad no le importaba ni un poco. No pensaba dejarlo huir así.
-¡No puedes simplemente aparecer de la nada y pedirle a tu hija que te mate! ¡Deberías tener un cuerpo para que pueda patearte como te mereces!
-¡Lo siento! -exclamó él- Lo siento de veras. No estás... no me odias, ¿verdad? Olvida lo que dije. Es cierto que sólo quería verte.
-Claro que no te odio, idiota -suspiró-. Si te odiara no estaría gritando.
Eso pareció tener suficiente lógica para él, o al menos no siguió insistiendo. Si le creía o no... bueno, eso no era algo que Eva pudiera obligarlo a hacer, ni con todos los poderes del Avatar. Y ya que lo tenía callado, mejor dejar las cosas en claro desde el principio.
-De todas formas no puedo hacer eso -dijo al fin-. Quiero decir, realmente no puedo. Son las reglas de tu universo, no del mío. Eso no lo puedo cambiar. Ni siquiera sé qué es lo que te hace... diferente.
-Una abominación -dijo Starscream, y esta vez fue él el de la risita amarga-. Pero ya me bajó mucho el nivel de maldad.
Eso fue tan inesperado que le tomó un momento recordar que era sólo una proyección y no podía ni siquiera abrazarse a su pie. De verdad tenía que darle un cuerpo nuevo, se dijo. Aunque fuera para eso.
-Debes extrañar mucho a todos, ¿verdad?
Starscream no le contestó. A lo mejor todavía le importaba un poquito eso de su reputación.
-Bien -dijo Eva, más para sí misma que para él-, yo me encargo.
-¿... eh?
Por un momento, ella sólo le sonrió. Era curioso. Todo este tiempo, incluso con la ayuda de los Creadores, le había costado mucho hacerse a la idea de sus nuevas responsabilidades sin sentirse algo resentida. Pero esta vez era distinto. La parte de ella que ya era el Avatar y debía preocuparse por el bien de la galaxia sabía perfectamente que sería una pésima idea dejar a alguien como Starscream, sobre todo con semejante estado de ánimo, dando vueltas por ahí sin ningún tipo de supervisión.
Y la adolescente que todavía recordaba Nadalandia y extrañaba a su papá robot no podía estar más de acuerdo.
-¿Tienes algo de tiempo libre, Comandante? ¿Unos diez mil años?
~ * ~
En cuanto Starscream dejó de estar solo y deprimido, le volvió casi todo el mal humor. Eva no se quejaba. Era mucho más divertido tener al Comandante cerca si podía hacerlo rabiar, y si algo había aprendido de Satis era que ser el Avatar no impedía darse esos pequeños gustos.
Al final sí le había dado un cuerpo, igual al suyo original. Era más cómodo así. Y a él le gustaba salir a volar a través de Oban. A Eva no le preocupaba que estuviera solo. De todas formas, no era como si le pudiera pasar algo. Sólo volvió un tanto roto un par de veces. Pero ya no hacía mucho escándalo por esas cosas.
Era buena compañía, además, a su manera. Nunca le había importado ni un poco el hecho de que el Avatar no necesitaba protección; así lo llamaba él, y ella lo dejaba. Lo importante era que se quedaba a su lado. A veces Eva se preguntaba qué tan grande sería su crisis de identidad si le decía que eso era lealtad. Por ahora, mejor que le siguiera diciendo como quisiera.
-Al final no te fue tan mal -le dijo un día, un poco en broma, un poco en serio-. Quiero decir, terminaste de asistente del ser más poderoso de la galaxia.
Starscream no sólo no se enojó por lo de asistente, sino que se rió y todo.
-Siempre el segundo -respondió con un suspiro dramático.
En ese momento, Eva terminó de comprender dos cosas con perfecta claridad. La primera, cuánto había crecido Starscream para llegar a decir algo así con humor. Y la segunda, por qué los corredores de Oban no podían saber cuál era el Premio Máximo.
Aunque quizás ya no hiciera falta una carrera, para el próximo ciclo. Pero eso era algo que no podía decir en voz alta aún.