Ese fic de Hogwarts que ya debía de hacer Título: Cuarto de Mujeres I, Torre de Gryffindor. Autor:kmiya Personajes: Anya Corazón, Bárbara Gordon y Lucy Pevensie. Notas: Lucy es la más madura, trufax.
Entre tantos gritos, risas y los intentos del Jefe de Casa para detener las posibles peleas, el ambiente en la torre de Gryffindor se ha vuelvo bastante animado. Anya observa divertida todo, pero no puede evitar mirar de vez en cuando hacia las escaleras que llevan a los dormitorios. No parece que nadie quiera subir, no en esos momentos. Se frota las manos nerviosa, dudando, pero al final respira con fuerza y se encamina hacia ellas.
Es la primera en entrar en la habitación, por lo que nota al abrir la puerta. Se asoma y observa todo con atención, dejando que le embargue un poco la emoción de estar ahí, en Hogwarts. Porque ¿qué niño que no hubiera leído los libros no soñó alguna vez con ir a ese lugar? ¡Y ella estaba ahí! Nadie le creería en casa, de eso estaba segura.
(Bueno, puede que los Young Avengers sí, si es que llegaba a conocerlos en persona allá y ellos recordaban lo que pasó aquí.)
Toma asiento en una de las camas y se queda así, quieta. Su alegría siendo reemplazada por los nervios. Sería la primera vez que compartiera la habitación con alguien. ¿Cómo serían sus compañeras? ¿Se llevarían bien o terminaría peleadas con ellas? Esperaba que eso último no, sino sería bastante desagradable tener que estar tanto tiempo juntas.
―Vamos Anya, no pienses en cosas negativas desde el inicio ―se regaña, revolviéndose el cabello con fuerza. No es que quisiera caerles bien, porque sabía muy bien como era su carácter sino... pues... ¿solo caerles? Ni siquiera estaba segura.
Se levanta y se deja caer de espaldas sobre una de las camas cercanas a la ventana. Mejor se quedaba con esa, porque sentía que el aire le haría falta. Y mucho.
Justo en ese momento, escucha como la puerta se abre, poniéndola tensa.
―¡Oh! Pensé que iba a ser la primera.
Anya voltea y ve a una chica tal vez un par de años mayor que ella y de cabello rojizo. Está segura de haberla visto platicando animadamente con uno de los prefectos, un chico moreno bastante lindo. Se sienta de golpe, sin poder evitar una risa nerviosa.
―No pude evitar las ganas de venir a ver, lo siento.
―Nah, no tienes que disculparte. Pero pensé que todo el mundo estaría viendo la demostración de quién hace la flama más grande y logra ser el primero en provocarle un infarto al jefe. ―Ríe y entra, señalando la cama que está a la izquierda de la de Anya―. No te molesta que tome esa ¿cierto?
―No, adelante. Uh... si están haciendo eso ¿por qué subiste? ―La pelirroja alza una ceja, viéndola, provocando que Anya moviera las manos frente a ella―. O sea, no es que diga que no debas de estar aquí ni nada de eso y no tienes que responderme, en serio, solo era curiosidad y--
La risa de la otra chica hace que guarde silencio de golpe.
―Tranquila, tampoco tienes que estar tan nerviosa, no muerdo. Y, pues... ―La pelirroja se lleva un dedo al mentón, pensativa, luego pone una expresión de confidente, acercándose un poco a ella―. La verdad, y no le digas a nadie, pero huí en la primera oportunidad. Lo que menos quiero es terminar con el cabello quemado. Es rojo, sí, pero es demasiado lindo como para tener una flama encima ¿no te parece?
Le guiña el ojo y ambas comenzaron a reír. «Bien» piensa Anya, «al menos una de mis compañeras es divertida.»
―Oh, por cierto, soy Bárbara Gordon. Pero puedes decirme Babs.
―Anya Corazón, y por favor, nada de bromas sobre mi apellido, ya he tenido muchas.
Babs se lleva una mano al pecho y hace una cruz, guiñándole el ojo.
―Nada de bromas, prometido.
Hablaron un rato, Babs fingiendo haber llegado hace poco, Anya fingiendo haber llegado justo con el evento, ambas sintieron que la otra no era del todo sincera, pero no tenían motivos para reclamar algo así.
Cuando comenzaba a salir el tema de los hobbys, la puerta se abre, dejando ver una pequeña figura.
―Buenas noches ―Saluda educadamente la niña al verlas, inclinando un poco la cabeza antes de entrar. Babs le mira sorprendida, reconociéndola al instante. Anya, por su parte, comienza a preguntarse cómo es que organizaron a los estudiantes de cada año.
―Hey, eres la tercera en llegar ―Le sonríe y se levanta, ofreciéndole la mano. El hablar con Bárbara fue suficiente para hacer desaparecer sus nervios―. Soy Anya Corazón, y ella es Bárbara Gordon, espero nos llevemos bien.
La niña mira su mano y le sonríe, de una forma que Anya clasifica como bastante tierna. Toma su mano, demostrando no estar muy acostumbrada a esa forma de saludar, así que Anya se pregunta si es en verdad humana o de qué época vendrá. Por su acento es inglesa, sin duda alguna.
―Lucy Pevensie, es todo un placer. De verdad espero que seamos amigas.
―Tienes un lindo nombre ―dice Babs, notando que está ligeramente nerviosa, aunque, claro, era la primera vez que hablaba con la joven reina.
―Espera, dijiste Lucy Pevensie ¿en serio? ―pregunta perpleja Anya, ganándose un codazo de parte de Babs, quién se había parado a su lado.
―Sí, así es. ¿Nos conocemos?
Babs le manda una mirada de advertencia a Anya y ésta se da cuenta de que ha metido la pata.
―¡Oh no! Es la primera vez que nos vemos, sí. Pero es que, ¡tu nombre! Me parece bastante lindo.
―¿En serio? ¡Gracias! Aunque creo que Anya es más lindo ―sonríe, inocente.
Babs y Anya se miran de reojo, sintiéndose algo mal por tener que mentirle.
―¿Ya han elegido sus camas? ¿Puedo tomar esa?
Lucy señala la que está a la derecha de la puerta, a un lado de la de Babs. Ambas niegan y le dicen que puede tomarla, lo que la pequeña agradece con otra de sus sonrisas.
Anya se da cuenta que no había considerado la posibilidad de compartir habitación con alguien que conociera, ya sea por medio de libros o películas y eso hizo que volviera a ponerse nerviosa. ¿Qué haría para que no se le fuera la lengua de largo? Babs la había salvado en esa ocasión, pero ¿y si algún día quedaba a solas con Lucy?
«Mierda» piensa, frustrada. «Esto va a ser más problemático de lo que pensé.»
―Disculpen, ¿saben quién es nuestra cuarta compañera? ―pregunta Lucy al ver la última cama vacía.
―Nadja, según el letrero ―Babs señala la puerta, donde están escritos los nombres de las cuatro ocupantes de esa habitación―. Vi cuando la seleccionaban, es una niña rubia de ojos azules, un poco más alta que tu.
―Oh, creo que iré a buscarla, tal vez esté nerviosa de venir.
―¿No sería mejor esperarla acá? A lo mejor anda con sus amigos ―Anya asiente, dándole la razón a las palabras de Babs.
―No me molesta ir a buscarla, y así también aprovecho para ver si mi hermano, Arthur y Caspian se han instalado bien. Vuelvo enseguida.
Babs y Anya se quedan viendo la puerta por donde sale Lucy, ligeramente perplejas.
―¿Dijo lo que creo que dijo?
―¿Qué tenemos más de la realeza en esta torre? Sí, lo dijo ―Babs recuerda haberlos visto abajo, en la sala común y no puede evitar considerar la suerte que tienen, porque es más común y normal abordar y hablar con tus compañeros de casa que con habitantes del mismo ‘pueblo’ ¿no?
―Crees que... ¿crees que sean agradables?
Y al parecer Anya estaba pensando lo mismo que ella.
Pero antes de que pudiera responder, ambas ven como Lucy vuelve a asomarse por la puerta.
―Oh, antes de que lo olvide. Por un momento creí que habías reconocido mi nombre por unos libros. No los he leído, pero he escuchado que son entretenidos. Si alguna vez los leen, no me cuenten nada ¿sí? Me gustan las sorpresas. Y oh, señorita Bárbara, alguien parece estar buscándola abajo.
Lucy les sonríe y se marcha, al parecer encontrando a su hermano por el nombre que grita feliz.
Babs y Anya se ven, perplejas.
―Esa chica sí que sabe sorprender, ¿no?
―Creo que todo el mundo aquí hace eso ―Babs suspira, divertida y se levanta―. Regreso al rato.
―Hey.
Ve como se marcha y vuelve a acostarse en su cama, mirando el techo con una sonrisa.
―Okay, puede que compartir habitación al final no vaya a ser tan malo.
Ese Hogwarts sería más entretenido que el de los libros, definitivamente.