Jéremie se quedó en silencio unos instantes, aunque la mayoría del tiempo él parecía desentenderse de todo, conocía a Antoine lo suficiente para saber que le dolía la indiferencia de su hermano. Desde que lo conoce, sabe que Antoine se desvive por complacerlo, pero nada de lo que éste haga parece dar buen resultado. Y aunque no lo diga en alto, él se siente muy mal, porque una cosa es que se la pase peleando con Clementine, pero otra muy distinta es que no la quiera, o viceversa.
-La próxima vez deberíamos invitarlo a que saliera a Cannes con nosotros. Podemos encargarle a Clementine que sea nuestra vocera, ya sabes cómo es su capacidad de convencimiento- enmarcó una sonrisa, en un acto desesperado por subirle el ánimo.