"Desayunar." Aquella última palabra resonó en sus oídos, la última vez que revisó el reloj era pasado el mediodía. ¿Desayunar a estas horas? Sólo cuando reparó en Justine una vez más, notó que tenía aspecto de recién haberse levantado de la cama. Con las ojeras aún frescas y una marca que comenzaba en su mejilla izquierda, de apenas unos centímetros y que terminaba en la punta del ojo. Ya estaba muy tenue, pero era la señal inequívoca que Justine había pasado varias horas abrazada a su almohada. Ese era generalmente el aspecto que traía ese Tournier, amigo de Antoine; sólo que en él lucía torpe y perezoso. En cambio, a Justine la hacía lucir fresca y risueña.
-No sé si aún quede rastro del desayuno... pero el almuerzo no está tan mal...- pronunció una media sonrisa, alzando la vista nuevamente hacia ella. No era necesario que agregara lo siguiente, pero nunca estaba de más- te acompañaré, no tengo problema-