Esa no era una forma de amenazarme, sino todo lo contrario -Escucha, no se quien eres, pero te encontraré y no me detendré hasta mandarte al infierno ¿Entendiste?- El tono ya no sonaba tan irónico como antes, era seco y frío. Se notaba que quien había llamado estaba pegándome en uno de mis puntos débiles.